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Vietnam

 

Tal vez una de las palabras que mejor define la impresión que nos produjo Vietnam es sorpresa. Para los que teníamos ya entonces la edad suficiente, la imagen de Vietnam ha venido unida indefectiblemente a la palabra guerra. Aquella guerra cruel e interminable nos llenó el cerebro de imágenes sangrientas, de bombardeos y de asesinatos, de niños huyendo y de incendios provocados por el napalm, de comunistas luchando en madrigueras y de americanos que, pese a su inmensa superioridad tecnológica, no eran capaces de vencer en las selvas indochinas.

Por eso, cuando nos encontramos con un país amable, lleno de gentes sonrientes, limpio y ordenado, con paisajes de ensueño, que transmite una fuerte sensación de actividad, de trabajo y de progreso, con ríos caudalosos y mercados coloristas, la sorpresa resultaba algo inevitable. Sorpresa, además, sumamente grata.

  1. Saigón

 

Comenzamos nuestro recorrido por Saigón, la antigua capital de la Cochinchina francesa y hoy denominada ciudad de Ho Chi Minh. Es la ciudad más grande de Vietnam, una ciudad moderna que nos revela la vitalidad del país, recorrida constantemente por enormes enjambres de motos (foto 1) signo inequívoco del  dinamismo de la ciudad y demostración palpable  papable los cambios acelerados que se están produciendo en el país. Basta pensar que, al igual que ocurría en la vecina China, hasta hace pocos en vez de motos lo que había en estas ciudades del extremo Oriente eran grandes cantidades de bicicletas.

 

 

 

Figura 1. El intenso tráfico de la ciudad de Ho Chi Minh

 

Esta ciudad, con el nombre de Saigón, fue la capital colonial durante la época en la que Francia colonizó Indochina y muestra todavía restos de ese pasado en diversos edificios de estilo netamente francés, que permiten imaginar cómo sería la vida en esta ciudad en el siglo XIX. Saigón fue después la capital del Vietnam del Sur y sufrió de forma especialmente violenta las consecuencias de la guerra, hasta que pasó a tomar el nombre del líder del partido comunista vietnamita, presidente de la entonces denominada república Democrática de Vietnam y protagonista destacado de dos guerras, nada menos que contra Francia y contra los Estados Unidos.

Tuvimos la suerte de alojarnos en uno de esos edificios de época colonial que han sobrevivido a milagrosamente a tantos y tan traumáticos acontecimientos históricos, en hotel Majestic. Es uno de esos hoteles de gran belleza que se construyeron en época colonial para albergar a los escasos y adinerados viajeros que en aquellos momentos empezaban a inventar lo que poco tiempo después sería una importante industria en todo el mundo, el turismo. Un tanto destartalado, testimonia su antigüedad y explica que fue concebido en tiempos muy diferentes de los actuales pero, además de una excelente ubicación, mantiene los enormes salones señoriales y habitaciones y cuartos de baño que tienen ese sabor de lo añejo y que, sobre todo, cuentan con unas dimensiones de gran amplitud impensables para las exigencias de funcionalidad del mundo actual.   

La ciudad toma su nombre del río Saigón, en cuya desembocadura se sitúa. A corta distancia se encuentra también el famoso río Mekong, pleno de reminiscencias históricas (foto 2). Con 4.880 km de longitud es uno de los ríos más largos del mundo y riega seis países (China, Birmania, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam) antes de descargar una enorme cantidad de agua en el mar de la China.  

 

 

 

 

Figura 2. Explorando el delta del Mekong

 

Saigón, pese a sus dimensiones, es una ciudad agradable con lugares interesantes a visitar y con posibilidad de dar paseos relajantes a la orilla del río o por el centro comercial. Templos y mercados son también grandes alicientes para los viajeros.

En general, los viajeros somos muy aficionados a conocer los mercados de los lugares que visitamos. El mercado es casi siempre un sitio interesante y potencialmente generador de sorpresas, es el sitio en el que en menos tiempo se puede conocer a la gente del país, parte de sus costumbres, lo que suelen comer… Es un lugar de variedad, contrastes y con frecuencia de emociones fuertes, sobre todo si hablamos de culturas alejadas y poco conocidas. Los mercados de Vietnam no son una excepción a esta regla, sino todo lo contrario. En casi todas las ciudades podemos encontrar mercados coloridos, con abundancia de frutas, pescados, mariscos entre los que destacan las gambas secas de diversas especies y variados tamaños (foto 3), telas, ropas confeccionadas de todo tipo, los típicos sombreros cónicos, flores de todos los colores cacharros domésticos, etc.

 

 

 

Figura 3. Las gambas secas son un alimento muy apreciado en Vietnam

 

2. Angkor Wat

 

Aunque nuestro destino principal era Vietnam, aprovechando que nos encontrábamos en la lejana península de Indochina, decidimos tomar un vuelo hasta Siem Riep en Camboya para visitar los templos de la región, con el majestuoso Angkor Wat a la cabeza. A partir del siglo VIII esta región fue la capital de un gran imperio que nos ha legado una serie de construcción de gran belleza y espectacularidad (figura 4).

 

 

Figura 4. Vista general del gran templo de Angkor Wat (Camboya)

 

El principal y mejor conservado es sin dudad el templo de Angkor Wat, que suele dar nombre a todo el conjunto, pero son muchos los templos de diferentes características y tamaños que aparecen dispersos en un vasto territorio. La mayor parte de estas construcciones fueron devoradas por la selva al decaer el imperio y solo han sido rescatadas de las garras de la naturaleza salvaje en los últimos decenios. La delicadeza y la belleza de las esculturas talladas en los templos contrasta con una naturaleza exuberante produciendo imágenes extraordinariamente sugerentes y originales (figura 5).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 5. Detalle de unos de los templos de Angkor Wat

 

Angkor Wat es uno de esos destinos míticos que justifican por sí solos el viaje, que te interrogan sobre grandes civilizaciones pretéritas, muy desconocidas para los occidentales, y que se te graban de forma indeleble en la memoria. Tuvimos la suerte excepcional de visitar este lugar antes de que se masificase, en un momento en el que el número de visitantes era muy reducido y esto nos brindó la posibilidad de explorarlo a nuestro gusto y con total libertad de movimientos.

 

 

 

 

 

Figura 6. Cortejo nupcial en Angkor Wat

 

Otro de los acontecimientos que suelen ser muy atractivos para los viajeros son las bodas, ceremonias especialmente relevantes en todas las culturas y que suelen proporcionar escenas de gran originalidad y colorido. Además, en esas ocasiones los participantes suelen estar orgullosos y se prestan encantados a ser fotografiados. En Angkor Wat tuvimos la suerte de presenciar una comitiva nupcial de este tipo (figura 6).

    

3. Hue

 

Nuestra siguiente etapa, ya de vuelta en Vietnam, fue la ciudad histórica de Hue considerada por muchos como la ciudad más bonita del país pese a que no es tan visitada como las dos grandes capitales de Saigón y Hanói. Se trata de un lugar histórico conocido sobre todo por albergar las tumbas de toda una dinastía de emperadores, los Nguyen. Se trata de un conjunto de diversas construcciones funerarias situadas en parajes de gran belleza natural a lo largo del río Perfume (figura 7).

 

 

 

 

 

Figura 7. Visita a las tumbas imperiales de Hue

 

Hue se encuentra a medio camino entre Saigón y Hanói y aúna ese interés histórico de la que fue capital de Vietnam durante 150 años con la belleza de las selvas y los ríos que la rodean, en particular el río Perfume que por algo tiene la fama que tiene. Tanto en Hue como en los alrededores se encuentran bastantes atractivos culturales y naturales que justifican plenamente la visita de la región: la ciudadela, la ciudad púrpura, las tumbas imperiales, el río Perfume, la pagoda Thien Mu, etc.

Nuestro paso por Hue está unido al recuerdo de Mr. Cu, un personaje amable, interesante y original que desde su pequeño despacho situado en el café Mandarín nos organizó una excursión inolvidable por el río Perfume. Mr. Cu es una institución en la región y ha facilitado a miles de viajeros el acceso a una región de Vietnam tradicionalmente poco conocida. Dedicamos una relajante jornada completa a navegar por el río, lo que nos permitió contemplar la naturaleza selvática, divisar los cientos de barcazas en las que se arraciman miles de habitantes (figura 8), visitar varias de las tumbas imperiales construidas a los largo de la vía fluvial, degustar una comida típica vietnamita a bordo y hasta realizar un emocionante recorrido en motocicleta para visitar algunas de las tumbas que se encuentran algo más alejadas del río.

Tampoco dejamos de visitar el mercado de la ciudad, lleno de vida y colorido.

 

 

 

 

Figura 8. Muchas personas viven en barcazas en los alrededores de Hue


4. Hanói

 

Hanoi fue la capital de Vietnam del Norte y tras la reunificación del país, en 1976, se convirtió en la capital del estado unificado. Hoy es una ciudad moderna  aunque todavía mantiene algunos barrios con sabor y tipismo. Dejando de lado los monumentos de estilo típicamente soviético, como el mausoleo de Ho Chi Minh, Hanói cuenta con un gran número de templos y pagodas, con amplios parques y bulevares, incluso con grandes lagos dentro de la propia ciudad.

A pesar del agitado pasado reciente de la ciudad, son patentes los rastros de la herencia francesa. Así, será para nosotros inolvidable la misa que oímos en la catedral católica de San José, una iglesia gótica en el corazón de Vietnam. La catedral estaba llena y era impresionante ver el fervor de los asistentes y el entusiasmo y unanimidad en el seguimiento de los cánticos religiosos.

Hanoi es una ciudad moderna y con una importante actividad industrial pero está llena de lugares en los que el tiempo parece haberse detenido. Podemos, por ejemplo, ver amanecer en algunos de los parques de la ciudad (foto 9), donde el sol produce colores y reflejos de gran belleza, mientras docenas de personas practican deportes o el milenario ejercicio del tai-chi.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 9. Amanecer en Hanói

Hanói está ubicada a orillas del río Rojo y cuenta con agua en abundancia incluyendo diversos lagos y estanques. Estos mismos lagos urbanos son utilizados por los pescadores para pescar, casi completamente sumergidos, con ayuda de artes tradicionales (figura 10).

 

 

Figura 10. Pesca tradicional en Hanói

 

Aunque Vietnam cuenta con muchos lugares interesantes, sin lugar a dudas el que más nos impresionó fue la famosa bahía de Halong (foto 11), un lugar realmente mágico. Siempre causa un cierto desasosiego el proyecto de visitar lugares tan emblemáticos pues es imposible alejar el temor de que las altas expectativas queden decepcionadas. En nuestro caso fue todo lo contrario. La belleza, la singularidad y la grandiosidad de la bahía de Halong, en un día en el que el sol brillaba matizado por la neblina produciendo coloraciones y luces especialmente delicados, nos sorprendió y nos dejó un profundo impacto.

 

 

 

 

 

Figura 11. Bahía de Halong

 

Se trata de una bahía sita en el mar de la China a sólo 150 kilómetros de este país. Está formada por multitud de islas e islotes de origen kárstico que muestran una intrincada sucesión de formas, un verdadero capricho de la naturaleza. La humedad marina suele cubrir todas las formas de un tenue velo que difumina los colores y da un halo de misterio a un paisaje de una belleza incomparable. El sol, a medida que se desplaza por el firmamento, va cambiando las tonalidades y provocando sombras siempre diferentes, hasta terminar pintando el mar y el cielo de colores rojos, anaranjados, púrpuras y morados (figura 12).

 

 

 

 

 

 

Figura 12. Puesta de sol en la bahía de Halong

 

Halong merece que se le dedique tiempo para navegar tranquilamente por sus aguas, contemplar los paisajes, siempre sorprendentes y cambiantes, dejar que el tiempo transcurra perezosamente y, si el tiempo lo permite, darse un chapuzón en estas aguas lejanas. 

Durante el recorrido por la bahía se puede observar el trabajo de los pescadores con sus típicas embarcaciones chinas afanándose por extraer los productos del mar y utilizando medios de captura tradicionales y artesanales (figura 13).

El tiempo, tanto el meteorológico como el que marca el reloj, son con frecuencia enemigos del viajero que se desplaza a tierras lejanas a pasar unos pocos días. Nosotros fuimos en esta ocasión especialmente afortunados: un día completo surcando las aguas de la bahía con un tiempo soleado y cálido nos permitió disfrutar de la contemplación, de la charla con los amigos, de una estupenda comida a bordo y  de unos inolvidables baños en las aguas de esta bahía sin par. Una experiencia sumamente gratificante e inolvidable, de esas que son hitos significativos a lo largo de la vida.

 

 

 

Figura 13. Pescadores en la bahía de Halong

 

Desde Hanói hicimos otra excursión muy interesante a Phat Diem, en la provincia de Ninh Binh, ciudad conocida no solo por la enorme catedral moderna que en ella se construyó a finales del siglo XIX sino por los bellos parajes acuáticos que pueden contemplarse en la región.

Aquí pudimos disfrutar de unos relajantes paseos en barca para contemplar de cerca y detenidamente un paraje natural que guarda no pocas similitudes con la bahía de Halong pues el río ha erosionado el terreno calizo dando lugar a cuevas y formaciones geológicas muy llamativas, todo ello el medio de terrenos agrícolas en los que predominan los arrozales (figura 14).

 

 

 

Figura 14. Cueva en los alrededores de Phat Diem

5. Conclusión

 

Como he dicho al comienzo de esta breve narración, la visita a Vietnam, que realizamos de una forma un tanto inesperada, fue para nosotros una gran sorpresa y además una sorpresa grata.

Encontramos en país con lugares naturales de gran belleza y con unas gentes laboriosas y cordiales que transmiten la sensación de haber superado completamente las secuelas de la terrible guerra que asoló al país a mediados del siglo XX. Un país que da una impresión de laboriosidad y de haber acometido con decisión los pasos necesarios para garantizar el desarrollo económico sin perder sus señas de identidad y su gusto por sus costumbres tradicionales (figura 15). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 15. Vendedora callejera de flores en Hanoi

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Bienvenido a mi sitio web de viajes

En este sitio quiero compartir con los amantes de los viajes, también con los que son renuentes a realizarlos, algunas experiencias y fotografías sobre algunos de los viajes más interesantes que hemos tenido la suerte de realizar.

Todo viaje a un país desconocido es una experiencia intensa que te hace sentirte vivo y te enriquece, pero en algunos casos la distancia, la sorpresa, el exotismo o la belleza del lugar hacen que esa experiencia sea algo especialmente memorable.

Jaime Pereña Brand

Madrid, 2020

 

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