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Etapa 6ª. Lédigos-El Burgo Ranero

 

 

 Por la mañana temprano, Isabel me lleva en el coche a Lédigos para iniciar el recorrido en el lugar en que lo habíamos dejado y recoger a Henar y Cristina. Allí encontramos a una pareja de franceses, Michel y Françoise,  muy afligida. Vienen desde Bretaña, llevan casi 900 kilómetros y él tiene una fuerte tendinitis que le impide andar. Para colmo de desgracias, no hablan español. Isabel les lleva a Sahagún para que cojan un tren a León y allí intenten recuperarse. No volvemos a saber de ellos.

 Al llegar a Sahagún me despido de Henar y Cristina, que toman un tren para Bilbao. Están haciendo el Camino por tramos y esperan retomarlo aquí el año que viene (figura 19).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 19. Un bonito puente entre Lédigos y Sahagún

 Isabel me lleva en coche hasta Bercianos, donde comemos y nos despedimos. Me he ahorrado unos 10 km. Continúo, ya sólo, hasta El Burgo Ranero, un pequeño pueblo sin ningún aliciente (figura 20). Uno de los aspectos de dureza que conlleva el Camino es, sorprendentemente, esa inactividad al terminar ciertas etapas. A veces terminas en pueblos en los que no hay nada que ver y nada que hacer. Puesto que se madruga mucho, llegas temprano y tienes toda la tarde por delante, sin nada que hacer. Ni siquiera puedes leer porque no puedes llevar peso en la mochila. En ocasiones puedes hablar con otros peregrinos, pero no siempre surge esta oportunidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 20. Albergue de El Burgo Ranero, de arquitectura tradicional 

Menos mal que en este caso televisaban en el bar del pueblo un apasionante partido España-Italia de la Eurocopa de fútbol, que me entretuvo un  par de horas (terminó con empate a 1).

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En este sitio quiero compartir con los amantes de los viajes, también con los que son renuentes a realizarlos, algunas experiencias y fotografías sobre algunos de los viajes más interesantes que hemos tenido la suerte de realizar.

Todo viaje a un país desconocido es una experiencia intensa que te hace sentirte vivo y te enriquece, pero en algunos casos la distancia, la sorpresa, el exotismo o la belleza del lugar hacen que esa experiencia sea algo especialmente memorable.

Jaime Pereña Brand

Madrid, 2020

 

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