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 Etapa 10ª. San Justo de la Vega-Rabanal del Camino

Me pongo en marcha a las 6,30 después de un reparador descanso. Atravieso la ciudad de Astorga, iluminada por el sol naciente (figura 31). Astorga es una ciudad con una larga historia, como lo atestigua el origen romano de su nombre: Asturica Augusta. Tanta importancia tuvo en el Camino que llegó a contar con 25 hospitales. Hoy podemos ver restos de sus antiguas murallas y la imponente catedral. También es famoso el palacio episcopal diseñado por Gaudí, pero a mí esto me parece un feo pastiche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 31. Astorga iluminada por el sol naciente

 

Casi sin darnos cuenta, el paisaje ha cambiado radicalmente. Ya no tenemos llanuras sin fin sino que vamos viendo cómo los montes que aparecen en el horizonte van acercándose y agrandándose (figura 32). Los inmensos campos de trigales y otros cereales son progresivamente sustituidos por la vegetación de monte bajo, en el que destacan las manchas amarillas de las retamas, en esta época en plena floración (figura 33).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figuras 32 y 33. Los montes aparecen en el horizonte del peregrino mientras las retamas llenan el paisaje de un colorido nuevo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 34. Santa Catalina de Somoza, a 249 km de Santiago

Pasamos por Santa Catalina de Somoza, localidad que no tiene nada de particular pero que para mí es digna de mención porque supone el “paso del ecuador” de mi particular versión del Camino. Estamos a mitad de recorrido entre Burgos y Santiago (figura 34). Ahora sí, parece que llegar a la tumba del apóstol es factible.

 

Al final de la etapa el camino empieza a empinarse y aparecen las primeras cuestas, anticipo de las que tendremos que afrontar en días venideros. Aparecen también los primeros robledos y en ellos destaca el famoso “roble del peregrino”, un magnífico ejemplar donde es tradicional tomarse un descanso que ya es necesario.

 

 

 

 

 

 

Figura 35. Albergue El Pilar, Rabanal del Camino

Rabanal del Camino es otra etapa tradicional. Un bonito pueblo, completamente diferente de los que hemos visto hasta ahora. Sus calles en cuesta y sus casas de piedra le dan ya un inconfundible aire de pueblo de montaña, lo que no es de extrañar porque estamos a una altitud de 1.156 metros, el punto más alto del Camino desde los Pirineos. Es un pueblo bonito y bien conservado que cuenta con varios albergues. Yo me quedo en El Pilar, un bonito refugio, pequeño y familiar (figura 35).

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Bienvenido a mi sitio web de viajes

En este sitio quiero compartir con los amantes de los viajes, también con los que son renuentes a realizarlos, algunas experiencias y fotografías sobre algunos de los viajes más interesantes que hemos tenido la suerte de realizar.

Todo viaje a un país desconocido es una experiencia intensa que te hace sentirte vivo y te enriquece, pero en algunos casos la distancia, la sorpresa, el exotismo o la belleza del lugar hacen que esa experiencia sea algo especialmente memorable.

Jaime Pereña Brand

Madrid, 2020

 

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