
India del Norte
Pocos países hay tan desconcertantes, tan misteriosos y tan apasionantes como la India. Los viajeros tienden a dividirse en dos grupos bastante antagónicos: los que se sienten abrumados y hasta espantados por los contrastes violentos y por las imágenes chocantes que salen a su paso; y los que se ven fascinados por un mundo lleno de vida, de color y de exotismo. Y no es de extrañar que se produzcan estas reacciones tan dispares porque la India presenta un constante espectáculo de lujo y de miseria, de vida y de muerte, de color y de sordidez, de belleza y de suciedad. De todo hay en este subcontinente que tiene casi siete veces el tamaño de España y en el que viven y mueren más de 1.240 millones de habitantes, aproximadamente la sexta parte de toda la población de nuestro planeta.
Aquí recojo algunas impresiones y unas cuantas imágenes de un viaje que realizamos a la zona norte del país y que supuso visitar solo una pequeña parte del mismo pero que por ser realizado en automóvil nos permitió recorrer muchos cientos de kilómetros y pasar por lugares muy diversos, tanto por grandes ciudades como por pequeños pueblos alejados de las rutas turísticas.
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Benarés
Empezamos nuestra ruta enfrentándonos a uno de los platos más fuertes, a una de las ciudades más impactantes y duras: Benarés. Esta ciudad se encuentra a orillas del río sagrado Ganges y es también una de las ciudades más sagradas del hinduismo, fundada según la tradición nada menos que por el mismísimo dios Shiva hace más de 5.000 años (figura 1).
Benarés es un hervidero humano en una ciudad laberíntica, una ciudad en la que la mayor parte de sus casas parecen amenazar ruina y en la que las calles, muchas sin asfaltar, pasan alternativamente de ser caminos polvorientos a lodazales casi impracticables.
Figura 1. Bañándose en las aguas del Ganges (Benarés)
Pero el carácter singular de Benarés deriva precisamente de ser una ciudad sagrada, que tiene para los millones de fieles hinduistas la doble particularidad de que el bañarse en el río Ganges tiene un valor purificador de los pecados y que quien muere en esta ciudad queda libre del habitual ciclo de las reencarnaciones. Benarés es por tanto la ciudad de la enfermedad y de la muerte por excelencia. A pesar de que el río está fuertemente contaminado y a los occidentales nos genera bastante repulsión, los fieles hinduistas que acuden a bañarse en sus aguas marrones se cuentan por millares y se agrupan en las escaleras que descienden hasta el río y que reciben el nombre de ghats. Sobre todo al amanecer, estas escalinatas de piedra tan características acogen a miles de peregrinos ansiosos por rendir pleitesía al sol mientras se introducen en las aguas del río santo (figura 2).
Figura 2. La multitud se agolpa en un ghat de Benarés
La prerrogativa de la ciudad hace que a ella acudan muchos enfermos y moribundos deseosos de acabar aquí sus días, por lo que en las inmediaciones del Ganges se encuentran numerosas residencias para enfermos y algunos de los crematorios más importantes de la ciudad y del país. El más célebre es el ghat de Manikarnika, enorme crematorio de cadáveres en el que constantemente arden los cuerpos de personas fallecidas. Venciendo la natural aprensión que estas actividades suelen producir, nos adentramos en el crematorio y deambulamos entre las piras funerarias oyendo el chisporroteo de los cuerpos al deshacerse y percibiendo el inconfundible olor de la combustión. En un momento dado, se produjo una ráfaga de viento que nos llevó a recibir una lluvia de cenizas y decidimos salir de aquel lugar que inevitablemente nos recordaba las imágenes sobre el infierno que aparecían en las historias infantiles.
Esta cremación pública en piras funerarias es la forma principal de despedirse de los difuntos en el hinduismo, pero el sagrado río Ganges recibe directamente los cadáveres de quienes no pueden permitirse los gastos de la cremación y los de ciertas personas ya purificadas, como los niños pequeños y las mujeres embarazadas. En estos casos el cadáver es envuelto y depositado directamente en el agua para que la corriente del Ganges lo arrastre en dirección al océano, aunque con frecuencia quede atascado en los obstáculos que hay en la ribera (figura 3).
Figura 3. Un cadáver atado a un palo flotando sobre las aguas del Ganges
2. Khajuraho
Benarés produce sin duda un impacto de gran intensidad en el viajero. Esa presencia constante y evidente de una profunda espiritualidad basada en creencias que nos son de difícil comprensión y de los ritos relacionados con la muerte, que con tanto celo escondemos en otras culturas, te conmueve y te hace entrever las misterios de una cultura milenaria de gran riqueza pero sumamente alejada de la nuestra.
Nuestro siguiente destino, la pequeña ciudad de Khajuraho, representa un brusco contraste que nos vuelve a sorprender y, lejos de aclarar nuestras dudas, nos enfrenta a nuevas preguntas. Aquí fueron construidos entre los siglos X y XII de nuestra era varios templos profusamente decorados con esculturas que sorprenden tanto por la delicadez y la belleza de las figuras representadas como por el carácter erótico muy explícito que tienen muchas de esas ellas.
Si en Benarés vemos muy de cerca la enfermedad y la muerte, Khajuraho es una explosión de vida y de placer. Hay más de 20 templos, varios de ellos recubiertos de cientos de esculturas cinceladas por manos expertas, esculturas que representan escenas de la vida cotidiana con personajes llenos de belleza y vitalidad generalmente disfrutando de los placeres de la vida y en muchos casos de los derivados de variadas actividades sexuales (figura 4).
Figura 4. Magníficas representaciones de la vida cotidiana y de las actividades sexuales en los templos de Khajuraho
Cuando el imperio musulmán de los mogoles conquistó la India puso gran empeño en destruir los templos de la religión hinduista, que suponían evidentemente un desafío radical a las normas coránicas de no representar figuras humanas en los recintos sagrados. Afortunadamente para los viajeros modernos, los templos de Khajuraho escaparon a esta campaña de destrucción masiva, tal vez por estar alejados de los principales núcleos religiosos, y hoy podemos disfrutar de cientos de esculturas de una gran originalidad y de una belleza incomparable. La cantidad y la variedad de estas imágenes requieren que pasemos buenos ratos contemplándolas aunque muchas veces lamentemos que se encuentren situadas a gran altura y que no podamos retener tantas imágenes sorprendentes en nuestra limitada memoria.
Figura 5. Representación de una escena erótica (Khajuraho)
Evidentemente, los templos de Khajuraho son conocidos ante todo por el morbo que despiertan las numerosas escenas de índole sexual, muchas de ellas bastante chocantes y muy explícitas (figura 5), pero esto es solo una parte de las extraordinarias esculturas que contienen, entre las que se encuentran también figuras humanas muy diversas, aunque destacando las de sexo femenino, parejas en actitudes cariñosas, bellas esculturas de animales diversos y ricas decoraciones florales y geométricas.
Khajuraho, en fin, es uno de esos lugares que merecen por sí mismos un viaje, un lugar que tiene a la vez un gran interés cultural, artístico e histórico y que nos atrae especialmente por su originalidad y por su carácter único.
3. Orcha
Nuestra siguiente etapa digna de destacar es la ciudad de Orcha, a orillas del río Betwa. Se trata de una ciudad histórica, fundada en época mucho más reciente (siglo XVI) pero que tuvo importancia durante algunos siglos. En ella podemos contemplar bonitos templos y cenotafios alrededor de un gran palacio fortaleza, todo ello en los márgenes del río.
Algunos de los edificios de este gran conjunto arquitectónico de Orcha están en ruinas o bastante deteriorados pero su visita merece la pena porque cuenta con obras que reflejan diversos estilos constructivos, que tienen una singular belleza y que nos hablan de una época en la que esta ciudad tuvo un gran poder político y diplomático tratando de conjugar las tradiciones hinduistas con las influencias recibidas de invasores mogoles (figura 6).
Figura 6. El palacio fortaleza de Orcha
4. Agra
Agra es sin duda uno de los principales destinos turísticos de la India por albergar el que es el edificio más representativo y más fotogénico del país, el Taj Mahal. Este edificio se ha convertido en el símbolo más característico de la India, pese a ser bastante reciente (siglo XVII) y a haber sido construido por los invasores musulmanes, los mogoles. En Taj Mahal es sin duda un edificio de gran belleza y armonía, aunque para muchos tiene también un aspecto excesivamente suave y recargado.
Probablemente no es ajeno a la popularidad de este gran conjunto arquitectónico su romántico origen, pues se trata en realidad de un mausoleo mandado construir por el sultán mogol Shah Jahan en memoria de su esposa favorita, Mumtaz Mahal, fallecida de parto al alumbrar a su decimocuarto hijo.
Aunque el Taj Mahal está compuesto por varios edificios, es el mausoleo principal el más destacado y más conocido hasta haberse convertido en uno de los edificios más emblemáticos, no solo de la India sino de todo el mundo. Desde el punto de vista arquitectónico es sin duda el monumento más representativo del arte mogol pero es también interesante porque recoge en un conjunto armónico elementos de diversas influencias: persa, india e islámica (figura 7).
Figura 7. El Taj Mahal a la luz del amanecer
La visita del Taj Mahal se ve grandemente dificultada porque la gran afluencia de visitantes hace que sea muy difícil poder tomar fotografías en las que no aparezcan grandes masas de personas por todas partes. Conscientes de este hecho, decidimos acudir a primera hora de la mañana. Como generalmente abre al amanecer, nosotros gracias a la buena disposición de nuestro chófer estábamos en la ventanilla cuando todavía era de noche y conseguimos ser los primeros en entrar al recinto ese día, lo que nos permitió hacer la visita casi solos y fotografiar el mausoleo, bajo la tenue luz el amanecer, a nuestras anchas, y como si fuese de nuestra única propiedad.
Como ya he dicho, el edificio tiene un cierto aspecto de “pastelito” para nuestro sobrio gusto occidental, pero hay que reconocer que es de una extraordinaria belleza plástica y que el pasear mientras sale el sol por los jardines cuidados con esmero es un espectáculo inolvidable que explica por qué este lugar tiene tanto encanto y ha conseguido ser uno de los destinos más emblemáticos del mundo.
El extraordinario atractivo del Taj Mahal hace que a veces no se preste suficiente atención al otro gran edificio histórico de Agra, el fuerte Rojo. Se trata de un enorme palacio amurallado formado por diversos edificios y construido a orillas del río Yamuna un siglo antes que el famoso mausoleo. La piedra arenisca que se utilizó en su construcción le confiere su característico color rojizo que le da su nombre popular (figura 8).
Figura 8. El fuerte Rojo de Agra
Desde el punto de vista histórico el fuerte Rojo es mucho más importante que el Taj Mahal, que se divisa a la otra orilla del río, porque desde aquí gobernaron su extenso y poderoso imperio los grandes emperadores mogoles, entre ellos Akbar y su nieto Jahan.
5. Fatehpur Sikri
Fatehpur Sikri es otra ciudad, bastante cercana a Agra, que fue fundada por el emperador Akbar en el siglo XVI. No es tan relevante porque sólo fue capital durante unos pocos años pero el empeño constructivo de los mogoles nos legó algunas muestras interesantes de arquitectura, tanto civil como religiosa. Destacan, sobre todo, los dos divanes y los pabellones destinados para las reuniones de los consejos y para las audiencias públicas o privadas que concedía el emperador (figura 9).
Figura 9. Fatehpur Sikri
En conjunto, esta ciudad es una muestra excelente de las ciudades amuralladas que solían planificar los mogoles. En ella puede contemplarse la ordenación original y estrictamente planificada de los diversos espacios: palacios, salas de audiencia, zonas de recreo, jardines y edificios dedicados a fines religiosos.
Aunque las enormes dimensiones del país y la gran cantidad de lugares atractivos con los que cuenta hacen que Farehpur Sikri quede fuera de los circuitos turísticos más habituales, es recomendable acercarse a esta ciudad porque nos depara edificios y vistas muy sugerentes, con la ventaja adicional de que generalmente el número de visitantes es mucho más reducido que en otros lugares y ello permite paseos agradables y sosegados por esta histórica ciudad que fue capital durante un brevísimo periodo de 14 años y hubo de ser abandonada casi antes de ser completamente terminada, principalmente por carecer de agua suficiente, una muestra palmaria de una clamorosa falta de previsión por parte de Akbar y sus asesores.
Figura 10. Un rickshaw haciendo de autobús escolar
6. Imágenes llenas de tipismo y color
Ese enorme caleidoscopio de razas, religiones y culturas que es la India nos sorprende a cada paso con imágenes llenas de tipismo y colorido; algunas son de gran belleza; otras muestran la cara dramática de una existencia muy dura; algunas llegan a combinar ambos aspectos como si fuesen dos caras de una misma moneda.
El haber recorrido unos 1.500 km por las atestadas carreteras del norte de la India nos permitió coleccionar muchas imágenes llamativas o curiosas; algunas pudimos recogerlas con nuestras cámaras de fotos; otras, más efímeras, solo pudieron ser captadas por nuestras retinas. Presento aquí unas pocas de las primeras.
El rickshaw es un medio de transporte muy característico de varios países asiáticos, entre los que se encuentra, por supuesto, la India. Estos triciclos impulsados por las fuertes piernas de hombres enjutos que hacen esfuerzos que a veces nos parecen excesivos suponen para la conciencia de muchos visitantes occidentales una situación muy incómoda pues tendemos a pensar que se trata de una situación humillante o vejatoria. Es, no obstante, un método de transporte tradicional, muy extendido y utilizado a diario por millones de personas que nada tienen de turistas. Y no debemos olvidar que se trata además de la forma que millares de personas tienen de ganar el sustento diario. La figura 10 ilustra bien estos comentarios pues nos muestra un rickshaw ocupado nada menos que por ocho personas, aunque se trate de escolares menores de edad. El contraste entre la forma de viajar de este grupo de niñas y las normas de seguridad, tal vez un tanto paranoicas, que rigen en nuestro entorno es verdaderamente llamativo.
Por cierto, cabe añadir como dato curioso que este medio de transporte ha sido recientemente exportado por los masificados países asiáticos e importado por algunas de las más ricas y más populosas urbes europeas, como Londres y París, con el ánimo de buscar sistemas de transporte no contaminantes.
Otro medio de transporte típico de los países asiáticos es el tuc-tuc, onomatopeya que describe a otro triciclo pero en este caso propulsado por un pequeño y ruidoso motor. Debo decir que soy un gran aficionado al tuc-tuc, un vehículo que resulta más cómodo de lo que parece para distancias cortas y que se mueve entre el tráfico agobiante de las grandes ciudades con rapidez y maniobrabilidad sorprendentes. Muchos conductores de tuc-tuc son verdaderos virtuosos manejando sus vehículos aunque muchos otros son unos completos insensatos.
La imagen de la figura 11 me parece representativa porque vemos un típico y achacoso tuc-tuc, también haciendo las funciones de autobús escolar. Esto nos queda claro porque el letrero manuscrito nos informa de que se trata del transporte escolar de un colegio, sin duda católico, el Colegio del Sagrado Corazón.
Figura 11. Otro autobús escolar, ahora en tuc-tuc
En contraste con estas imágenes urbanas, la India nos ofrece paisajes rurales de gran belleza, y la vida cotidiana de las gentes que habitan en el campo sorprende en ocasiones por combinar la sencillez con la armonía. Tal es el caso de la figura 12 en la que podemos ver un numeroso grupo de mujeres que están reunidas al borde de la carretera, probablemente tratando de los asuntos del poblado que les conciernen. Ataviadas con los tradicionales saris de colores llamativos, forman una imagen de gran cromatismo enmarcado por los tonos verdes del campo y del arbolado.
Figura 12. Reunión de mujeres campesinas con sus tradicionales saris
La India ha experimentado un crecimiento económico muy acusado en las últimas décadas y hoy cuenta con empresas muy avanzadas y pujantes en diversos sectores económicos, desde el cine hasta la automoción y desde la metalurgia a la electrónica. No obstante, como en todos los órdenes de la vida india, los contrastes están siempre a la vuelta de la esquina y los trabajos manuales tradicionales siguen siendo la forma de subsistencia de grandes capas de la población.
Muchos trabajos se realizan directamente en la calle, de forma que puede contemplarse la forma de trabajar de estos artesanos que nos hacen revivir formas de vida ancestrales.
Figura 13. Trabajando el hierro según procedimientos ancestrales
En la figura 13 vemos un curioso “taller” de herrería callejero en el que trabaja una pareja. Él modela sobre un pequeño yunque las herramientas y utensilios que debe forjar, mientras que ella acciona una rueda que sirve para proporcionar la corriente de aire necesaria para avivar el fuego que ablanda el metal.
7. Jaipur
Jaipur es la capital del estado indio del Rajastán, uno de los más típicos y también de los más visitados. Es una ciudad de reciente construcción pues no fue fundada hasta el siglo XVIII, no obstante lo cual adquirió mucha importancia porque en ella residieron poderosos maharajás que la engrandecieron. Por la misma razón, es una ciudad bastante bien planificada, con amplias avenidas y destacables edificios.
El edificio más emblemático de la ciudad es el Palacio de los Vientos, un original palacio construido en piedra arenisca de colores rosáceos que tiene una altura de cinco pisos y una fachada principal en la que se abren varios cientos de ventanas. Éstas forman en el interior constantes corrientes de aire que mantienen una temperatura fresca a pesar de las elevadas temperaturas del exterior y dan al edificio el nombre con el que es popularmente conocido (figura 14).
Figura 14. El Palacio de los Vientos de Jaipur
El fundador de la ciudad, el maharajá Sawai Jai Singh, fue conocido también por su gran afición a la astronomía y fruto de este interés por los astros que se pueden ver desde la Tierra nos legó un observatorio astronómico que hoy podemos visitar y que resulta tan curioso como apasionante. Está formado por un conjunto de edificaciones que permiten seguir y analizar los movimientos del sol y de los planetas.
Uno de los edificios más bonitos de los alrededores de Jaipur es el palacio Jal Mahal, singular por estar construido en medio del lago Man Sagar sobre cuyas aguas parece flotar. Es una muestra palpable del poder que llegó a tener esta ciudad y de la riqueza y el gusto estético de los maharajás que la gobernaron. Hoy esos tiempos han pasado y el Jal Mahal ya no se encuentra habitado por opulentos maharajás sino que se ha convertido en un hotel de lujo del que disfrutan los turistas adinerados (figura 15).
Fgura 15. El Jal Mahal, sobre el lago Man Sagar
A unos pocos kilómetros de Jaipur se encuentra la ciudad histórica de Amber cuyo máximo atractivo es el fuerte y el palacio desde el que los gobernantes de la zona rigieron amplios territorios del Rajastán durante mucho tiempo. El palacio es un lujoso y enorme edificio construido con mármol y arenisca en cuatro niveles. Es una excelente muestra de la constricción de la época, con mezcla de elementos hindúes y musulmanes, y un claro ejemplo del poder que alcanzaron algunos de los maharajás del norte de la India.
8. Mandawa
Mandawa es hoy una pequeña ciudad que sin embargo en otros tiempos tuvo una gran importancia comercial por ser un cruce de caminos en la ruta de la seda. Como tantas otras ciudades de este gran camino caravanero, cayó en la decadencia con la aparición de medios de transporte más rápidos y eficaces. Pero conserva de aquella época de grandeza y de riqueza un buen número de palacios y palacetes, conocidos específicamente en la zona como haveli, que reflejan la importancia que tuvo el lugar y el poder económico de muchas de las familias de comerciantes que residían allí.
Aunque la región es bastante árida y casi desértica, los ricos comerciantes competían en la construcción de unas moradas suntuosas, pensadas para suavizar las temperaturas sofocantes, y las decoraban y adornaban con esmero para que resultasen a la vez confortables y llamativas.
Figura 16. Típico haveli de Mandawa
Muchos haveli han desparecido y otros no pueden visitarse pero la experiencia de visitar algunos de los que todavía pueden ser contemplados es muy recomendable porque se trata de palacetes decorados con pinturas murales de gran belleza y originalidad, en las que frecuentemente se recogen escenas de la vida cotidiana y costumbres del lugar y de la época, lo que hace que el efecto estético se vea acompañado de un gran interés histórico y cultural (figura 16).
9. Delhi
Delhi, como capital del país y principal ciudad del norte de la India, es una etapa imprescindible y generalmente el punto de entrada en el país. Personalmente puedo decir que me parece una ciudad poco interesante. Como tantas ciudades indias, es una urbe grande, bulliciosa y caótica. Pero, a diferencia de otras, tiene pocos atractivos y una personalidad difuminada por las numerosas influencias que ha recibido a lo largo de los siglos. Mantiene la caótica desorganización de las ciudades indias y un tráfico desesperante pero la influencia de las conquistas de otros pueblos, principalmente de los musulmanes y los británicos, hace que haya perdido en gran medida el auténtico sabor de la India.
De hecho el monumento más interesante de la capital, en mi opinión, es precisamente la gran mezquita de Jama Masjid, un enorme e imponente edificio del siglo XVII construido en la característica piedra arenisca roja de la zona.
Es una de las mayores mezquitas de la India y tal vez la más importante, desde luego el centro de la religión islámica en la capital de la India. Como muchos otros grandes edificios de la región septentrional del país, fue construida por los mogoles en el siglo XVII, por lo que es relativamente moderna. Y al igual que ocurre en otros casos ya citados, presenta una interesante mezcla de influencias artísticas diversas, hindúes e islámicas.
Figura 17. Abluciones de los fieles en la mezquita de Jama Masjid (Delhi)
Aparte de su grandiosidad, la mezquita de Jama Masjid, con sus cúpulas, alminares, estanques y patios y con su rica y profusa decoración (figura 17), es para mí el edificio más destacable de la capital india, lo cual es un síntoma papable de los avatares históricos por los que ha pasado esta ciudad en las últimas centurias.
10. Razas, lenguas y religiones
Si uno de los rasgos más sobresalientes de la India es el de la enorme población con la que cuenta, hay que añadir que, para mayor complejidad, se trata además de una población que presenta una gran riqueza y diversidad desde varios puntos de vista: étnico, religioso y lingüístico.
En cuanto a las etnias presentes en el país no hay un acuerdo suficientemente pacífico entre los diversos estudiosos pero baste decir que algunos han establecido relaciones en las que figuran más de 2.000 grupos diferentes. Algo parecido ocurre con las lenguas, un campo en el que también es frecuente que se citen varios cientos de idiomas y dialectos. No obstante, en este punto podemos concretar un poco más. El hindi es el idioma más hablado y el que la constitución del país considera como lengua principal u oficial. El inglés es en la práctica uno de los idiomas más utilizados, aunque se trate generalmente de un inglés muy rudimentario, pues a partir de la influencia colonial británica se ha convertido en una especie de lingua franca que permite que los indios de diversos estados e idiomas puedan comunicarse con cierta facilidad (figura 18).
Figura 18. Niña india casi mimetizada con el entorno
Hay otros varios idiomas oficiales, más o menos 18, aunque la mayor parte de ellos tienen solo una extensión limitada y se hablan en unos u otros estados del país. Por citar algunos de los más conocidos: bengalí, telugu, punyabí, maratí, tamil, malabar, cachemir, konkani, etc. Cabe decir, como curiosidad muy significativa, que en todos los billetes que se utilizan como moneda aparecen textos en nada menos que 15 lenguas diferentes, varias de ellas además con caracteres completamente distintos.
También es excepcional la riqueza de la India desde el punto de vista religioso, pues no en vano es la cuna de varias de las religiones más practicadas en el mundo: hinduismo, budismo, jainismo, etc. Hoy, la inmensa mayoría de los indios (más o menos el 80%) practican el hinduismo aunque el islamismo tiene también una presencia significativa (en torno al 12%), sobre todo en las regiones septentrionales, como se ha podido deducir de algunos de los comentarios incluidos más arriba. Curiosamente, el budismo, a pesar de haberse originado en este país, ha desaparecido casi totalmente, mientras que se ha convertido en la religión mayoritaria en otros varios países de la región (figura 19).
Figura 19. Peregrinos hindúes acuden en procesión a su templo
El cristianismo, introducido principalmente por los países colonizadores, como Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda, es practicado por apenas el 2,5% de la población de la India pero, no obstante, tiene una importante presencia en un país en el que mantiene una gran cantidad de obras de carácter social, principalmente en los campos de la educación, la sanidad y la asistencia social.
Existen varias otras religiones que tienen un carácter minoritario pero que sin embargo son relevantes porque dada la dimensión del país cuentan con un gran número de fieles (sijismo) o por su importancia histórica (zoroastrismo) o por su antigüedad y singularidad (jainismo).
Figura 20. Joven gitana india ataviada con sus galas tradicionales
Aunque han existido conflictos y tensiones muy fuertes, sobre todo, los que dieron lugar a la constitución de un país islámico independiente (Pakistán), la India mantiene un grado de convivencia y de tolerancia entre las distintas religiones que resulta casi modélico teniendo en cuenta la complejidad y la variedad del país (figura 20).
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